
Título original: Jaws.
Dirección: Steven Spielberg. Guión: Peter Benchley & Carl
Gottlieb. Producción: Universal
Pictures & Zanuck/Brown Production. Música:
John Williams. Intérpretes: Roy
Scheider, Richard Dreyfuss, Robert Shaw, Murray Hamilton, Lorraine Gary, Carl
Gottlieb, Jeffrey Kramer Susan Backlinie, Chris Rebello, Jay Mello, Ted
Grossman. Duración: 125 minutos.
De qué va: Un enorme
tiburón blanco amenaza las costas de Amityville, en Long Island. Las
autoridades municipales ante el inminente comienzo de la temporada turística
deciden hacer oídos sordos a la advertencia del sheriff de la población (Roy
Scheider) y de un joven oceanógrafo (Richard Dreyfuss) que se ha interesado por
el caso.
La criatura: La
película que lanzó al estrellato de las criaturas espantosas al gran tiburón
blanco (carcharodon carcharias). Fácilmente reconocibles por su lomo gris claro
en los adultos que unido a su vientre blanco le dan esa denominación. Su cuerpo
es de una robustez que contrasta con el aspecto más estilizado de la mayoría de
tiburones. El hecho de que su quijada sea capaz de desplazarse hacia fuera de
la cabeza, deformándola, le da su aterrador aspecto. Suelen medir de 4 a 6
metros aunque se han llegado a capturar individuos de 9 metros. Otra
característica de esta especie es que es la única capaz de emerger totalmente
la cabeza del agua, lo cual le permite examinar los objetos de la superficie.
Nuestro "Bruce" mide 8 metros en el film.
La película: La
madre de todo este subgénero al que está dedicado el blog y, junto al Drácula de Fisher y el Psicosis de Hitchcock, uno de los tres
títulos fundamentales del fantástico, abriendo puertas hasta entonces
impensables dentro del género. Obra capital para entender la evolución del
cine en el último tercio del s. XX, mucho se ha hablado de este film - incluso se
han escrito diversas tesis al respecto - y es difícil añadir nada nuevo al
tema. De hecho es impensable que un solo lector de este espacio no la haya
visionado alguna vez. El film está dividido en dos claros actos -
frente a la clásica estructura de tres - que se hacen evidentes no solo por la
trama sino incluso por la planificación de los planos, el tratamiento del ritmo
e incluso la banda sonora mucho más terrorífica en su primera parte para
tornarse épica en la segunda mitad.
Teniendo en cuenta sus fuentes literarias la
historia no es sino un hábil cruce de "Un enemigo del pueblo" de
Henrik Ibsen (un peligro amenaza a la comunidad y el único que se atreve a denunciarlo es
estigmatizado y desautorizado por las fuerzas públicas) , que correspondería a la primera mitad del film, y el "Moby
Dick" de Melville (la búsqueda y captura esta vez de un enorme tiburón blanco, con remedo del propio capitán Ahab en el personaje de Quinn). Al joven Spielberg no le gustaba la novela de
Benchley - ...a Peter no parece gustarle
ninguno de sus personajes, no son atractivos para el lector. Además, la
subtrama romántica parece sacada de Peyton Place - así que contrató a Carl
Gottlieb, para que cambiara todo lo que no le convencía. Resulta curioso que
una de las cosas que hiciera Gottlieb fuera reducir a la mínima expresión el personaje
que él mismo interpretará en el film, Meadows -en el tráiler original lo vemos
en la segunda secuencia, con gorra y polo azul yendo tras Brody - . La
enemistad entre Spielberg y Benchley, se perpetuó y de hecho el director
bautizó a uno de los personajes más negativos de Encuentros en la Tercera Fase como "Mayor Benchley".
Todas estas peripecias - más las sobradamente
conocidas referente al animatronic
diseñado por Robert A. Mattey - hicieron paradójicamente de Jaws lo que hoy es:
una absoluta obra maestra del cine de evasión, con un retrato breve pero
certero de sus inolvidables personajes, un sentido del suspense digno de un
director ya maduro y unos golpes de efecto sencillamente geniales que hace que
disfrutemos del film con cada nuevo visionado.
A destacar: Se
habla mucho de la inolvidable secuencia en la que Quinn narra a sus compañeros
su experiencia en el Indianápolis - monólogo a cargo de John Milius y el propio
Shaw -, pero si hay que destacar una secuencia es sin duda la del ataque del
tiburón al pequeño Kintner en la playa. Spielberg logra, como pocas veces se ha
visto en un film, introducir en la cotidianeidad de una escena familiar el
terror más irrazonable en una secuencia que mil veces visto sigue poniendo los
pelos de punta por su crudeza.
Tráiler Original de 1975