De qué va: Un accidente en el transcurso de una operación de tráfico de animales provoca que un cocodrilo de grandes dimensiones vaya a parar al río Danubio. El descubrimiento de los restos despedazados de un corzo provoca que la forense Ann Berg con ayuda de Mitch McDearie, un experto en reptiles, investigue la existencia del terrible depredador. Pero los traficantes estarán dispuesto a todo con tal de recuperar sano y salvo al animal.
La criatura: Un cocodrilo de unos 6 metros de longitud. Tremendamente agresivo, su peligrosidad se acentúa en un ecosistema tan pacífico como es el romántico Danubio. El bicho en sí no tiene demasiado protagonismo a lo largo del metraje, pero las veces en las que aparece está muy bien recreado.
La película: Nos encontramos ante un telefilm alemán que en propuesta, tono, estética y resultados se asemeja mucho a una producción para adolescentes producida para el canal Disney. Esa es la mejor manera de definir un título basado en los continuos chascarrillos de la pareja protagonista una atractiva Doreen Jacobi y un rudo Christian Tramitz que juegan a la sempiterna lucha de sexos vista en tantos títulos más logrados que este y que tiene como inmediatos y evidentes referentes a Cocodrilo Dundee y Mandíbulas. Esto aún podría despertar alguna simpatía si no fuera por la continua intervención de un tercero en discordia, el cómico alemán Dirk Bach, aquí una especie de fotógrafo-escudero cuya presencia llega a ser ciertamente irritante y lastra las - escasas- posibilidades de diversión de la cinta.
Una comedia sin gracia, con animal feroz de fondo, nada de gore - los escasos ataques de la bestia siempre son fuera de cuadro - y algún que otro desnudo, poco más. El reparto no nos dice absolutamente nada si exceptuamos a la joven actriz que interpreta a la hija del protagonista y que ha logrado cierta notoriedad merced a su protagonismo en la excelente La ola y el siguiente título de su director, Dennis Gansel, esta vez una historia de vampiros que nos ha llegado con el título de Somos la noche.
En definitiva, un título sólo reservado para cuando apetezca ver una de bichos pero no puedan deshacerse de los niños.
A destacar: La recreación del cocodrilo, tanto el animatronic como los efectos digitales, están bastante logrados, superando a films de mayor importancia y presupuesto.
Fragmento del film
Joeeer, un cocodrilo de 6 metros... menos mal que en el rio Manzanares (el que me pilla mas cerca) es mas peligroso bañarse que los propios bichos...
ResponderEliminarSí, el Manzanares es más propenso a criar todo tipo de bichos mutantes que un pobre cocodrilo XD
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